No hay que ser un lince para ver que muchos artículos que llevan la etiqueta vintage tienen de antiguo lo que La Foca Liza de cocodrilo.
En tiempos de crisis, las webs de 2ª mano se convierten en chollo. Vendemos lo que sea con tal de ganar algo. Y aprovechamos el tirón de lo vintage para incluir en el saco de esta palabra ‘cool’ los artículos más insospechados, desde souvenirs de Ceuta hasta viseras de yogures. La Foca Liza rastrea este fenómeno ‘trampa’ (que no ganga) para poner algo de orden en el baúl del coleccionista vintage. Al pan, pan y al souvenir, souvenir. Ya lo dice ella.
Mi cazadora de tendencias particular ha detectado un fenómeno: ‘el falsovintage’, del que nadie habla pero todo el mundo huye. Perdonen los preciosistas este post: aunque no sea trendy, también refleja una tendencia que los sociólogos podrían relacionar con la crisis.
“No te fíes de todo lo que lleve la etiqueta vintage, aunque a primera vista puedan parecer verdaderos chollos, a veces son auténticos horrores”, asegura Liza con su tono de autosuficiencia. Y como siempre, tengo que darle la razón.
Ella, que todo lo ve, ha notado cierto deterioro en el ‘saco’ de lo vintage desde que empezó la crisis. ¡Lógico! Con este papelón que nos ha caído encima necesitamos vender lo que sea y comprar más barato que nunca. Pero las cosas como son: al pan, pan y al souvenir, souvenir.
Este pañuelo recuerdo de Ceuta no cuela como artículo vintage aunque sea de los años 60, ni tampoco estos otros, ‘Souvenir de Bruxelles’.
Dejando a un lado el fenómeno souvenir, Liza también ha detectado objetos de los chinos entre las ofertas ‘vintage’ de las webs de coleccionismo de 2ª mano. Estos pay pays sin ir más lejos los compró ella en su chino de toda la vida hace tres años. Pueden tener su gracia, no te digo yo que no, pero vintage no son. Si acaso kitsch.
Con el abanico de sándalo ocurre lo mismo. Puedes comprarlo o en el apartado ‘vintage’ de alguna web de 2ª mano de coleccionismo o en el chino de tu barrio. A Liza le regalaron uno igual en un restaurante asiático y desde entonces, quiere volver. A ver si acaba ya esta crisis y puedo invitarla…
En su rastreo, Liza ha encontrado un apartado de ‘curiosidades falsovintage’ con objetos tan prácticos como una visera de plástico de los yogures Yoplait y el bolso bandolera de Fanta.
Al pelo nos vienen también el pañuelo para las fallas de Valencia, el espejo de bolsillo para verte de cuerpo entero y el pantalón de tenis de Iberia.
Conclusión: no todo lo que quieras vender debe llevar la etiqueta vintage. Puede ser, incluso, contraproducente. ¿Quién va a buscar un abanico del chino en una web de coleccionismo? Créeme: mejor organizas un mercadillo en tu casa y santas pascuas. ¡Palabra de Liza!
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